Ñanda Mañachi es una filosofía de vida. Son dos palabras que expresan solidaridad en el mundo andino. Conectadas con el “randi randi”, el dando y dando o la colaboración en los pueblos de la serranía ecuatoriana.

Ñanda Mañachi se traduce al español como “préstame el camino”. Es el nombre de la galería-taller de artesanías de la familia Pichamba, comunidad de Peguche, cantón Otavalo, provincia de Imbabura, al norte de Ecuador.

José Luis Pichamba está por completar 5 décadas dedicadas a la elaboración de instrumentos musicales andinos. Transmitió su conocimiento, o mejor dicho lo heredó, a sus 8 hijos. El emprendimiento familiar ahora diversificó su oferta. Sus hijas elaboran aretes y collares con diseños autóctonos y atrapasueños contra las pesadillas.

Los otavalos son una etnia indígena de Imbabura. Pueblo de músicos, artesanos y comerciantes. Su cultura, conocida internacionalmente, atrae turistas a Peguche. Los Pichamba aprovechan esta circunstancia para ofrecer además en su taller-galería comida tradicional y música.

La palla, un rondador pequeño típico de Otavalo, toma forma y sonido en las hábiles manos de José Luis. El taller también es un centro de exposiciones de instrumentos musicales de Ecuador, Perú y Bolivia, el área andina. De sus paredes cuelgan rondadores, quenas, toyos, charangos, bandolines, guitarras. Pichamba como músico interpreta varios instrumentos de viento, cuerda y percusión. En su negocio además vende discos del grupo Ñanda Mañachi.

Ñanda Mañachi es un conjunto musical de indígenas otavaleños de fama internacional. Próximos a celebrar 50 años de carrera. José Pichamba fue miembro fundador. En 1973 con la participación de 18 comunidades indígenas de Peguche, Zuleta y Angochagua,  70 indígenas recibieron formación como músicos con el profesor Alfonso Cachiguango.