El primer tranvía moderno de Ecuador comenzó a funcionar en Cuenca. Conecta el antiguo Control Sur con el Parque Industrial en el norte. A su máxima capacidad puede transportar una cifra estimada de 120.000 pasajeros cada día.
Durante el recorrido, el tren urbano atraviesa el Centro Histórico de Cuenca, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este es su principal atractivo, puesto que sus ventanas panorámicas permiten observar a los pasajeros, con total claridad, el acervo arquitectónico de la ciudad a lo largo de 4 km. Es una experiencia turística de primera clase por las calles Gran Colombia de subida y Mariscal Lamar de bajada.
Para combatir la contaminación ambiental, la congestión vehicular, el ruido y sus molestias asociados a este último problema, varias administraciones municipales tomaron la decisión política y de planificación de iniciar, continuar y concluir la construcción del tranvía.
Los datos técnicos de la obra son: 27 estaciones, 20,4 km de recorrido ida y vuelta, ancho de vía de 143,5 cm, 22 a 25 km por hora de velocidad promedio. Emplea 35 minutos en recorrer 10,7 km, desde la primera estación al sur, hasta la última al norte. En horas pico pasa un tranvía cada 6 minutos. Para proteger el Centro Histórico de las vibraciones se construyó una calzada especial y la energía se transmite por un tercer carril subterráneo.
En la actualidad, miles de razones abundan para justificar el funcionamiento de un tren urbano. Las principales resaltan la utilización de tecnologías avanzadas, que lo convierten en un medio de transporte accesible, silencioso, rápido, cómodo y amigable con el medio ambiente. Al ser una empresa pública, también es una alternativa al transporte en manos de monopolios privados.
En el Ecuador durante la primera mitad del Siglo XX se implementaron experiencias similares de transporte público en las ciudades de Quito y Guayaquil. Pero el desarrollo de infraestructuras más modernas y la utilización masiva de buses terminó por conducirlos a la quiebra. Dejaron de funcionar hacia 1950.